Maná, desde los años 80, es una banda de pop-rock latino que se ha vuelto la favorita de millones de latinoamericanos. Sus letras que tratan temas de amor y desamor, la voz melodiosa de Fher, el talento de sus guitarras, baterías y bajos, las colaboraciones con otros artistas y la fusión con otros géneros han hecho que Maná les guste a casi todos. Descubre más sobre su valiosa trayectoria en este artículo.
Símbolo del pop rock latinoamericano
Millones de latinoamericanos llevan en su corazón a Maná. Hablar de Maná es hacerlo de un estilo único, pues combinan el rock con unas letras y un ritmo mucho más parecido al pop, además de influencias de otros géneros caribeños. Es por esas fronteras rotas que Maná ha un grupo tan polémico y ha cautivado a tantas personas.
El éxito de Maná ha trascendido por generaciones y por eso es tan común que mamás y papás le hayan transmitido la afición por la banda a sus hijos.
Sin dejar el amor
A diferencia de un grupo de rock tradicional, cuyas letras y ritmos están más enfocados en una actitud contestataria y a la protesta, Maná, con Fher como compositor, ha enfocado casi todas sus canciones en el amor y el desamor. Eso les ha hecho trascender fronteras y mostrarse como un sentimiento latinoamericano.
También, esto les ha traído polémicas a lo largo de más de 40 años de carrera. Para algunos, es una banda que solo habla de lugares comunes, pero eso no les ha impedido tener millones de fans.
Conquistando a todos y todas
Uno de los mayores triunfos de Maná ha sido cómo han logrado conquistar a fanáticos de ambos géneros. El rock es predominantemente masculino, pero la fusión con el pop de Maná ha hecho que tenga millones de fans mujeres, siendo las que constituyen especialmente su base de seguidores.
Las letras de Maná han llegado a todos por tratar temas verdaderamente transversales, sin centrarse en experiencias tan particulares. Además, su calidad instrumental no está en discusión, por lo que, musicalmente hablando, son un grupo sólido.
Todo comienza en un sombrero verde
Ya sabemos las claves del éxito de Maná, pero este grupo no siempre fue así. Al comienzo, ni siquiera se llamaban así. La banda comenzó en 1980, con el nombre Sombrero verde. Sus integrantes iniciales fueron Fher Olvera, como su vocalista, además de Gustavo Orozco en la guitarra eléctrica y los hermanos Calleros.
Juan Calleros era el encargado del bajo, Ulises también tocaba la guitarra y Abraham, la batería. Era un gripo de amigos muy jóvenes, pues tenían poco más de 20 años.
Desde los bares tapatíos
Los chicos de Sombrero verde empezaron su carrera en los bares de Guadalajara, principalmente cantando covers de otras bandas icónicas de rock como Los Beatles o Los Rolling Stones. De hecho, su música al comienzo fue en inglés y el grupo se hacía llamar The Green Hat Spies (los espías del sombrero verde).
Desde ahí, el nombre pasó a ser Green Hat y eso hizo que se consolidaran en la movida nocturna de Guadalajara. Pero el éxito tardó en llegar y varios de ellos se sintieron estancados.
Aquí se habla castellano
El primer disco fue Sombrero verde, publicado en 1981 con éxitos como Vampiro o Profesor. Y es que la banda fue mutando al rock en castellano, debido a que formaron parte del movimiento Rock en tu idioma. En México, esto se volvió popular de forma gradual, y justo en ese marco es que terminaron saliendo bandas exitosas como Café Tacvba.
Sin embargo, esto representó toda una novedad. El rock mexicano estaba muy influenciado por la cercanía estadounidense y los chicos de Sombrero verde fueron rompiendo eso.
A tiempo de rock
Aunque muy pocos lo conocen, Sombrero verde llegó a sacar un segundo álbum, titulado A tiempo de rock. Este disco, lanzado en 1983, tuvo entre sus sencillos Laura o Me voy al mar. El estilo de la banda era mucho más tradicional en ese entonces, pero ya abordaban temas en sus letras relacionados con el amor.
Los orígenes meramente rockeros de Maná tienen en este álbum uno de sus mejores exponentes. En ese entonces, el estilo musical no se había fusionado con otros géneros.
Abraham y Gustavo, tienda aparte
La banda fue, rápidamente, sufriendo cambios. Ya no eran solo una banda de bares, sino que iban creciendo, pero la estabilidad era difícil. Abraham Calleros, el baterista de la banda, se separó del equipo y Gustavo Orozco, el guitarrista, también. Abraham siguió su carrera musical, pero Gustavo quiso continuar en la universidad.
Ante eso, Sombrero verde decide buscar a un nuevo baterista a través de la prensa. Pero la salida de Gustavo marcó el final de Sombrero verde como agrupación y su renacimiento, ya reconvertidos.
Alex, desde el periódico
En 1984, un periódico cambió la vida de Álex González. Él es un baterista estadounidense, hijo de cubano y colombiana y luego residente en México. Al leer un aviso clasificado en el periódico, Álex se presentó ante el equipo de Sombrero verde y fue seleccionado por ellos como el nuevo baterista de la banda.
Este parece un método bastante antiguo y extraño para poder seleccionar un cantante, pero la verdad es que a Maná le ha servido, pues dos de sus miembros llegaron así.
Capítulo cerrado
Sombrero verde no daba para más. La banda había perdido a dos de sus miembros, producía rock en español con un estilo muy tradicional y eso ya no satisfacía las necesidades de Fher, el compositor principal de las piezas, ni tampoco del resto del equipo.
Ante esa crisis, tomaron la decisión de dejar de lado la banda y renacer. Si esto iba a ser un trabajo placentero, debían apostar por lo que artísticamente demandaban. Y lo lograron, aunque tardaron.
Como un renacer divino
El Ave Fénix nace de las cenizas, y Maná nace de ellas. Este nombre puede significar “energía positiva” en polinesio. Sin embargo, otros le atribuyen un significado bíblico, pues Maná era el pan que Dios habría enviado a los israelitas durante su éxodo por el desierto.
Ambos significados son muy espirituales y representaban la transición de la banda. Además, el nombre Maná es mucho más corto y fácil de identificar en todo el mundo, por lo que comercialmente sería un éxito.
Entre el arte y la discográfica
Y es que Maná solo pudo nacer de una forma: produciendo un álbum llamado Maná. Este disco se produjo junto con la discográfica Polygram, con la que toda la banda terminó en muy malas relaciones. Muchos de los miembros de la banda se sentían presionados a hacer un rock comercial gracias a la influencia de la discográfica.
A partir de ahí, los discos de Maná siempre fueron producidos por sus integrantes, aunque siempre mantuvieron contratos con disqueras. También, Polygram desapareció en Latinoamérica, lo que los dejó abandonados.
Falta amor
La banda se sentía desorientada. Era bastante comprensible: después de varios retiros, intentaron reconvertirse, cambiarse de nombre, y su primer disco no fue un éxito, además de haber tenido problemas con la discográfica. Muchas veces ellos dijeron que pensaron en separarse, pero intentaron una vez más con Falta amor.
Este álbum salió adelante con un contrato hecho con Warner Music, pero la producción la asumieron Fher y Álex. Falta amor salió en 1990 y era una apuesta de todo o nada.
Rayando el sol
La apuesta salió bien y la razón tuvo nombre: Rayando el sol. Este sencillo fue el más popular del disco y el primero de Maná que se dio a conocer en todo México y más allá de sus fronteras. La canción llegó a ser la más solicitada en las presentaciones de la banda.
Esa no fue la única, pues Perdido en un barco llegó a tener bastante éxito. Sin embargo, que Rayando el sol triunfara le dio a Maná la energía para continuar y creer en el proyecto.
Ulises, de la guitarra a las cuentas
Los retiros e ingresos en el grupo no se quedaron en Sombrero verde, sino que continuaron ya en Maná. En 1991, Ulises Calleros, uno de los hermanos, se retiró de la banda como guitarrista. Sin embargo, su relación siguió siendo muy estrecha, pues se quedó siendo manager y administrador.
Ulises decidió tomar ese trabajo pues mantuvo la confianza de toda la banda, entre esos, su hermano. Ante su salida, Maná buscó a dos nuevos miembros con urgencia, que fueron Iván González, tecladista y El Vampiro López, con la guitarra.
¿Dónde jugarán los niños?
Ya con los nuevos miembros, llegó el disco que cambió la historia de Maná: ¿Dónde jugarán los niños? Este álbum fue totalmente revolucionario e hizo de Maná un grupo conocido en toda Latinoamérica. Esto no se dice ligeramente, pues el álbum vendió más de diez millones de copias en el mundo y se convirtió en el más popular del rock en castellano.
Esta obra era mucho más introspectiva y estuvo por 97 semanas entre los discos que más venta tuvieron de toda América Latina.
El éxito mundial
Ya para 1992 nadie podía dudar que Maná no solo representaba al pop rock mexicano, sino a toda Latinoamérica. Si con Falta amor se dieron a conocer en todo México, ya con ¿Dónde jugarán los niños? se convirtieron en una sensación incluso en países como Argentina y Chile. No había vuelta atrás para el éxito conseguido por la banda.
Eso se vio en su gira, que se desarrolló entre 1993 y 1994 y que los llevó a 17 países de todo el continente, que se tradujo en 268 conciertos.
Vivir sin aire
De todo el álbum ¿Dónde jugarán los niños?, el sencillo Vivir sin aire fue el más afamado y aún hoy, ocupa uno de los lugares principales en cualquier concierto de Maná. Su letra, que aspira a vivir sin aire y sin agua y muestra así la tristeza del despecho, ha cautivado a millones de personas y tiene una profundidad existencialista.
De hecho, Vivir sin aire es una muestra de la evolución de la banda también en ritmos, al ser mucho más pausada y cercana.
Debut y despedida
Se pensaba que con la llegada de Iván González y César El Vampiro López a la banda había cambiado todo, pero no. La verdad es que el tiempo que estuvieron en Maná estuvo contado, pues abandonaron al grupo en plena gira del álbum ¿Dónde jugarán los niños?
Esto fue gravísimo y casi detuvo la capacidad operativa de la banda durante todo el evento, pero el trío que quedó siguió adelante. Ambos se fueron y formaron otro grupo, llamado Azul violeta, que nunca tuvo demasiada fama.
Todos quieren a Fher
Justamente el éxito de Maná tiene un protagonista: Fernando Olvera, conocido como Fher. Y es que no solo es el vocalista y la voz de Maná, sino es el líder que se encarga de gestionar todo tipo de problemas o situaciones internas en la banda.
Las fans se desviven por Fher. Aunque nacido en Puebla, Fher hizo su vida adulta en Guadalajara donde formó Sombrero verde con sus compañeros. Desde entonces, su única dedicación laboral en toda su vida ha sido Maná.
Casting: se busca guitarrista
Precisamente, la fuerza de Fher se vio tras el abandono del Vampiro López e Iván González, pues consiguió suplente por unos meses y después se dispuso, nada más y nada menos, que hacer un casting para buscar un guitarrista.
Esto no es poca cosa, pues Maná ya era una banda conocida mundialmente en ese entonces. El casting evaluó a más de 80 guitarristas de diferentes países, pero el talento estaba en casa: Sergio Vallín, de Aguascalientes, fue el escogido.
La suerte de Sergio
Elegido entre los múltiples, ungido por la banda en su mayor éxito, Sergio Vallín tomó la mayor responsabilidad de la historia de Maná y hasta ahora, se mantiene en ella activamente. Sergio es de una generación menor que todos los demás, pues es 13 años más joven que Fher.
Sin embargo, esto no quiere decir que su talento sea diferente. De hecho, Sergio se ha dedicado a Maná exclusivamente y tiene miles de fanáticos. Su cabello liso y largo es también un ícono en la banda.
Siempre de gira
Y es que Maná ya estaba totalmente en la cúspide. Después de ¿Dónde jugarán los niños? no hubo ninguna urgencia de continuar produciendo y siguieron cantando en giras, especialmente cuando sacaron el álbum Maná en vivo en 1994.
La gira de Maná fue infinitamente larga y lograron llegar a decenas de ciudades. Esto se convirtió en una constante en la historia de Maná, que se ha repetido en las dos décadas siguientes, sin que esto perjudique su producción musical.
Cuando los ángeles lloran
Pero tampoco exageremos: la espera no duró tanto. En 1995 llegó el otro gran boom de Maná: Cuando los ángeles lloran. Este álbum tuvo un sencillo estruendoso del mismo nombre, con una voz calmada y melancólica, pero no solo. Aquí Fher cuenta una historia personal, en El reloj cucú, donde narra cómo afrontó la muerte de su padre.
En ese mismo estilo de canciones melancólicas también se posicionó No ha parado de llover, por lo que su estilo de despecho y tristeza no hacía más que reforzarse.
Fundación Ecológica Selva Negra
Si había algo que aún le faltaba a Maná, era una organización de beneficencia. Los cuatro integrantes siempre han sido activistas de diferentes causas, pero coinciden con su amor por el planeta y su voluntad de tener consciencia con respecto a la ecología.
Es por eso que constituyeron la Fundación Ecológica Selva Negra, un espacio al que destinan fondos y desde el que se promocionan todo tipo de proyectos sostenibles para la protección y el resguardo del planeta Tierra.
Por si alguien aún quedaba sin conocerlos…
¿Quién no conocía a Maná para 1997? Pues, si aún quedaba alguien, con Sueños líquidos ya era imposible no saber de ellos. Parece increíble como a lo largo de toda la década del 90 Maná logró álbumes exitosos de forma consecutiva, rompiendo sus propios récords.
Este disco mostraba la madurez de Maná, que ya mezclaba sin temor alguno el rock con todo tipo de ritmos latinos, incluyendo al reggae. Algunos éxitos de esta obra fueron Clavado en un bar o Cómo dueles en los labios.
El primer Grammy
Y es que no podía tardarse más. Maná consiguió su primer premio Grammy estadounidense en 1998 como Mejor Álbum Latino de Rock Alternativo, gracias al éxito de Sueños líquidos. Esta era su segunda nominación y es una de las pocas bandas que han ganado en Grammys y Grammys Latino.
Además, Álex y Fher fueron ganadores también de otro Grammy por haber producido y dirigido la canción Corazón espinado, que Fher cantaba con Carlos Santana. Ahora, por fin, el éxito comercial era reconocido por la academia.
En el muelle de San Blas
En Sueños líquidos está probablemente la historia más icónica de Maná: En el muelle de San Blas. La historia de esta canción viene gracias a Fher, que una vez en un bar de Puerto Vallarta, le presentaron a una mujer que decían que estaba loca y que todos los fines de semana se vestía de novia en espera de su marido que no había regresado.
El muelle donde eso pasó era el de la Bahía de los Muertos, pero él prefirió nombrarlo San Blas en la canción.
Se hizo la luz con Santana
Si hay un ícono de la música latina en Estados Unidos a lo largo del siglo XX, ese es el guitarrista Carlos Santana, que se convirtió en uno de los primeros estadounidenses abiertamente productores de música latina para mercado anglo. Combinar el talento de Maná con el de Santana solo podía dar resultados extraordinarios.
Así es que surgió Corazón espinado, una canción desgarradora pero movida que tocaban con guitarra y muchísima emoción, al punto que ganaron el Grammy estadounidense.
Juanga: unplugged y hasta en video
Maná, poco a poco, se fue convirtiendo en uno de las grandes de la música mexicana y es por eso que tomó canciones de otros grandes, como fue el Divo de Juárez, Juan Gabriel. Para empezar, en formato unplugged, Maná empezó a cantar Se me olvidó otra vez, uno de sus mayores éxitos.
Más de una década después, Maná popularizó la canción de Juan Gabriel, Hasta que te conocí, un éxito de generaciones y que ellos modernizaron también con un hermoso video.
Mariposa traicionera
¿Aún hay espacio para más éxitos? Pues parece que sí, porque a pesar de lo que dice su letra, a la canción Mariposa traicionera no se la llevó el viento. Ese éxito vino en el álbum Revolución de amor en 2002, uno de los más transgresores de la banda, pues colaboraron Rubén Blades y Carlos Santana.
Incluso, Sergio se atrevió a cantar en ¿Por qué te vas?, una canción sumamente dolorosa. Sin embargo, todas las ventas se las llevó Mariposa traicionera y Eres mi religión.
Con Pavarotti y Zucchero
Sí, sí, ya sabemos que Maná era conocida en todo el mundo, pero… ¿al nivel de cantar con Luciano Pavarotti, uno de los tenores más importantes del mundo? Pues sí: esto sucedió en uno de los conciertos benéficos que hacía Pavarotti con Unicef, y Maná llegó ahí a través del cantante italiano, Zucchero.
Es precisamente Zucchero el que le abrió las puertas a Maná en Italia. De hecho, Maná tradujo la canción Eres mi religión al italiano y Zucchero hizo lo propio con Baila morena. Una asociación entrañable.
¿Se separaban?
El frenesí de los años 90 había quedado atrás y no tenía por qué regresar. Demasiados álbumes, demasiados éxitos… Todo necesita un respiro, y la banda lo hizo. Desde 2003, la banda decide tomarse un año sabático y no es hasta 2006 que sale su nuevo álbum, Amar es combatir.
Maná ya era un grupo maduro que podía reducir su ritmo de trabajo, pero los rumores de separación corrieron como la espuma. Al final, demostraron ser totalmente infundados y la banda continuó.
Juan, el tímido
Algunos curiosos trataban de buscar respuestas del parón artístico en Juan Calleros, probablemente el integrante menos mediático de la banda. Él siempre ha sido bajista de Maná y junto con Fher, es uno de los dos miembros originales, desde los tiempos de Sombrero Verde.
Es muy extraño que Juan de declaraciones o entrevistas, por lo que es muy reservado con su vida. Sin embargo, al ser parte de la familia Calleros, con tanta vinculación con Maná, se sabe que está casado, tiene una hija y once hermanos.
Con Juan Luis Guerra
Ya no bastaba la fusión con la guitarra, con el reggae… la bachata se hacía sentir, y por eso, la fusión de Juan Luis Guerra y Maná trajo una auténtica avalancha de locura. Esto se produjo en el álbum Amar es combatir, de 2006, con la canción Bendita tu luz.
Esta es una canción sumamente espiritual, que habla desde el sentimiento y que refuerza el amor que se siente por la otra persona con agradecimiento. La voz de Juan Luis Guerra le da una profundidad espiritual aún mayor.
Drama y luz
Los éxitos de Maná ahora se espaciaban más en el tiempo, pero no dudaban en surgir y conquistar igualmente a sus millones de fans. Una de esas maravillas fue El verdadero amor perdona, que es uno de los sencillos del álbum Drama y luz, que fue lanzado en el 2011.
Lo fantástico de este disco es que contó con la colaboración de una orquesta de músicos muy variada, y que, además, hizo revolucionar al sonido de la banda, pues ahora había otro tipo de percusiones, cuerdas, violín, entre otros.
Un Dalí en la familia
Aunque varios de los miembros de Maná habían formado una familia, uno de los que faltaba era Fher. Aunque su vida privada no es la más conocida por todos, sí se pudo conocer que en 2007 nació su primer y hasta ahora, único hijo, Dalí.
Fher habría nombrado a su hijo Dalí por el pintor español Salvador Dalí y su madre es Ana Ivette Verduzco, desconocida en el medio artístico. Esta relación no continuó y Fher tuvo otro matrimonio más adelante, que también acabó en divorcio.
Shakira, su gran amiga
¿Faltan aún más colaboraciones con Maná? Muchas veces comparaban a Shakira con Maná porque eran los dos únicos artistas latinos capaces de tener ese nivel de ventas y premios. Pues la unión entre ambos llegó en 2015, con el álbum Camas incendiadas, que tuvo como sencillo a Mi verdad, una canción importantísima y totalmente diferente.
Prácticamente unplugged y enfocada en la vocalización de Fher y Shakira, en la canción ambos confiesan su amor a sus hijos y cómo esto ha cambiado su vida, aunque hay muchas interpretaciones. Es enternecedora.
La estabilización
Ya los miembros del cuarteto de Maná no tienen 20 años y han tenido muchísimo éxito, por lo que los ritmos no son los mismos de la juventud. Ahora la banda está mucho más estable y demora varios años en sacar álbumes, pero con la misma constancia de siempre.
Recientemente, optaron por establecer residencia temporal en Los Ángeles para hacer conciertos a demanda y así, poder dedicarle más tiempo a la producción y composición musical. Las giras quitan mucho tiempo y la situación de la pandemia no es propicia.
Lo que viene
Con toda esta trayectoria, ¿qué más se le puede pedir a Maná? Aunque desde 2015 no hay un álbum nuevo, la banda sigue realmente activa, en presentaciones, tanto online como presenciales. Ellos jamás han negado que siguen preparando, componiendo y creando nuevo contenido, pero ahora van a su ritmo.
En 2018 fueron premiados por el Grammy Latino a trayectoria, y es que Maná tiene éxitos que identifican a una generación entera y eso es lo que viene: la consolidación de su legado.